Algo así ha sucedido al levantar el juez Ruz una parte del secreto de sumario que recae sobre el “caso del chivatazo”, en el que figuraban las actas que confeccionó ETA tras sus reuniones con el gobierno.
Pues bien, una vez más, y ya huele, el Partido Popular otorga más crédito a las actas redactadas a conveniencia por la banda terrorista, que a la palabra de un gobierno que está a punto de terminar con la banda terrorista tal y como se desprende de los informes de los cuerpos de seguridad y del alto el fuego que ETA, acorralada policial y judicialmente, no ha tenido más remedio que proclamar y que, al que suscribe, le parece una estrategia para ganar tiempo y favorecer la entrada de la izquierda abertzale más radical en las instituciones.
PSOE, CIU, PNV, IU, en fin, todo el arco parlamentario español, denunció la posición de un Partido Popular que opera groseramente en clave electoral y en el que se han impuesto las tesis de los duros (Aznar, Mayor Oreja, Trillo….). Unos tipos que en su día negociaban cara a cara con ETA, mientras acercaban presos etarras a Euskadi, llamaban a la banda terrorista Movimiento de Liberación Nacional y no descartaban meter a Navarra en el paquete negociador aunque pregonaran lo contrario.
Conviene recordar que, en aquella época, todos los partidos de la oposición hicieron piña con el gobierno del PP y jamás utilizaron el problema terrorista como arma política arrojadiza. Todo con tal de acabar con esa lacra espantosa.
A mi entender esta postura tiene un nombre: lealtad. Y la contraria, la que ahora esgrime el PP, también tiene su propio nombre: traición. Y a un traidor no se le debe otorgar ni credibilidad, ni confianza.