El anuncio de José Luis Rodríguez Zapatero de no repetir como candidato del PSOE a las próximas elecciones generales ha provocado un cambio en el escenario político que tiene varias consecuencias inmediatas.
La primera de ellas afecta al Partido Popular. Mariano Rajoy, muy en su línea, no dijo "ni pío" al respecto.Tuvo que ser Cospedal, que ayer oficiaba en Valencia rodeada de imputados en causas nada edificantes, la que pusiera voz al desconcierto que la noticia produjo en las filas conservadoras.Su cara, todo un poema, y su balbuceo inconexo pidiendo un adelanto electoral, lo dejaron claro. No en vano, el PP planteó la campaña de las municipales y autonómicas en clave de plebiscito sobre ZP y el Presidente del Gobierno, con su decisión, les obliga a hablar de programas y de política, cosa que al parecer les repugna.
Además, con Zapatero fuera del cartel, los populares no podrán justificar como oferta electoral el ataque a un "ausente" y la previsible sangría electoral será menos al centrarse el debate en la gestión de cada cual en los distintos territorios, cuestión en la que el PSOE irá por el libro.
Además, con Zapatero fuera del cartel, los populares no podrán justificar como oferta electoral el ataque a un "ausente" y la previsible sangría electoral será menos al centrarse el debate en la gestión de cada cual en los distintos territorios, cuestión en la que el PSOE irá por el libro.
Eso en el corto plazo. En el medio, es decir de cara a las generales de 2012, la salida de Zapatero mosquea aún más a la hasta ayer alegre muchahada de Rajoy, A poco que la economía mejore, como parece que va a ser y que el empleo comience a dar síntomas de recuperación, el desencanto cederá, las diferencias que auguran las encuestas se reducirán y la previsible ecatombe no será tanta, o incluso no será.
En esto último tendrá mucho que ver "el cómo" de la elección del cabeza de cartel socialista. Si el proceso es limpio y no produce tensiones internas más allá de las normales de unas primarias, el tembleque popular puede ser de órdago. Es decir, que aún queda mucho partido y el PP se enfrentará a un rival que con el cambio de escenario irá de menos a más, salvo suicidio cainita.
En diferente clave, otra consecuencia de la decisión del Presidente, que anunció que ejercería como tal hasta el último minuto, podría venir de la gestión sin complejos por parte de un ZP libre de cadenas electorales. En caso de tentación, el Presidente debe tener claro que gobernar por libre, máxime cuanto te enfrentas a una coyuntura excepcional, siempre es mucho peor que hacerlo a través del consenso y el acuerdo. Esperemos que no se ofusque.
No hay comentarios:
Publicar un comentario