jueves, 17 de marzo de 2011

Informativo de mediodía

Cada día, mientras preparo la comida, la radio me conecta con la actualidad. Es una costumbre vieja, o más bien una costumbre de viejo radiofonista, esa de acercarme a la actualidad al mediodía a través de las ondas, dejando de lado la tele de mis pecados.
El informativo salía al aire a golpe de noticias impactantes. Titulares, sintonía y noticia de apertura: la catástrofe de Japón en toda su magnitud, las distintas reacciones desde todos los ángulos posibles, los análisis de urgencia de especialistas en energía nuclear describían un escenario nada halagüeño para los ciudadanos del país del sol naciente.
Cerrado este primer capítulo, la situación de Libia en antena. Tras una precisa entradilla del enviado especial al feudo de Gadafi, en el aire un corte en tono contundente y orgulloso de un portavoz de los resistentes de la cercada Bengasi, último bastión de los ciudadanos que se sublevaron contra la tiranía del sátrapa.
Una traducción en off informaba que los sitiados hacía un llamamiento a Naciones Unidas aclarándoles que "no estamos mendigando nada, estamos exigiendo el derecho a la protección de la comunidad internacional que tenemos como ciudadanos a punto de ser masacrados por un dictador. Intervengan". Así, literal.
Y a tenor de la información complementaria, la ONU o esa cosa llamada Comunidad Internacional (que no sé qué coño es o si ni siquiera existe y a las pruebas me remito), dándose un tiempo, como tratando de escurrir el bulto.
En ese instante sentí que la tragedia japonesa, noticia de portada global, estaba solapando la masacre que Gadafi está aplicando impunemente en su país. Y claro, la actualidad manda, ya sabes.
Entonces me pregunté con qué ojos mirará el masacrado pueblo libio al llamado primer mundo cuando el dictador recupere el terreno que le arrebató la valiente revuelta democrática.
La respuesta llegó sola: seguro que con ojos bien distintos de lo que lo hará el también damnificado pueblo japonés. Y se me quitó el apetito.

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